Sin duda la naturaleza es uno de los más
prodigiosos espectáculos que podemos contemplar, quizá por esta razón me causa
tanto respeto, tanto pudor, la mera idea de intentar capturarla ni tansiquiera
con el objetivo de mi cámara, ni mucho menos pensar en atraparla con mis
pinceles.
Me puedo quedar boquiabierta, ensimismada y
ojiplática ante una puesta de sol o un paisaje, ante una flor, o erizarme
delante de la falda de una montaña o ante un magnífico campo de amapolas o un
blanco y aromático jazminero, pero no me provoca pintarlos.
No sé muy bien cómo explicarlo, me parecería
acaso un sacrilegio, una osadía por mi parte, emprender tan altanera batalla: sé
que no sería capaz de igualar semejate creación "divina". Entonces, el reto no
puede ser ése, no ha de tratarse de reproducir lo que ya existe. El propósito
debe ser otro.
Con todo he fotografiado y pintado bastantes
paisajes y efectivamente, la sensación no ha sido plena. Mi experiencia
fotográfica ha sido bastante decepcionante en el sentido de que la cámara no ha
captado el momento mágico al que asistía mi ojo. Cuando entusiasmado consultas
la pantalla de tu cámara, ves que se pierden matices, luces, colores, campo de
visión, volúmenes, relieves. Es preciso estar ahí, vibrar con la naturaleza,
sentir su presencia, su emoción, palpitar.
En cuanto a mi experiencia pictórica, no es muy
distinta. Lo que persigo cuando abordo un paisaje es transmitir ese impacto que
causa la naturaleza en mí, en mi alma. La sensación que transmite, lo que
sugiere, la impresión, la huella que deja. No me interesa tanto "copiar lo que
veo o hacer algo que resulte bonito y agradable" o realizar una pintura
efectista y resultona, llena de guiños al obsrvador y que me digan aquellos de:
"¡Qué bonito, si parece una foto!" Lo agradezco, de verdad. Pero a mí me
gustaría que el espectador se emocionara.
Será por eso que disfruto sobremanera con obras
en las que se establece una conexión entre naturaleza y emoción, obras que nos
hablan de calma, paz o, por el contrario, desasosiego, desorden, caos, etc.
Como dato curioso, ahora que reflexiono sobre
estas cuestiones y haciendo recuento de las obras que he realizado con esta
temática, observo que recurro con bastante frecuencia para su elaboración al uso
de la espátula. La espátula me resulta ágil, expresiva y eficaz para estos
menesteres.
En esta sección os iré mostrando distintas
obras sobre paisajes con diferentes técnicas y materiales, espero que sean de
vuestro agrado.
Gracias por vuestra atención.
Santi Jiménez.
Espigas
Espigas
No hay comentarios:
Publicar un comentario