miércoles, 28 de enero de 2015

Muchacha defendiéndose de Eros

Te quiero como se quieren los imposibles y las quimeras, 
como se quieren los ideales y los sueños. 
Te quiero porque eres promesa y milagro, 
porque eres ficción y realidad.
Te quiero por lo que hablas y lo que escucho,  
por lo que escribes y lo que leo.
Me bebo tus trucos, tus tratos y tus tretas
sin rechistar,  
saboreándolos.
Eres ese caramelo que se cae de la boca antes de chuparlo, 
eres el mejor pastel del escaparate, 
eres un regalo sin desenvolver. 
Eres las existencias agotadas. 
Eres la ganga de otro.
Yo te abrazo
como se abraza una nube o un pedazo de cielo. 
Te atrapó como se atrapa el humo y el aliento.
Pero tú,
eres pájaro,  
eres mercurio,  
eres cometa. 
Eres el globo que se escapa,  
eres la ausencia.
Me llenas y me vacías,  
me arrastras y me amarras.
Me agarras y me caigo. 
Y me lanzo sin dudarlo a tu vacío
sin manos,  
sin ojos
y sin miedo.




















Jovencita defendiéndose de Eros.
A. W. Bouguereau,
 1880



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